Un otoño micológico.
Llegan las lluvias, bajan las temperaturas y crecen los hongos: niscalos, boletos, lepiotas.... El turismo micologico atrae cada año amantes del entorno natural mientras aprenden sobre el mundo de las setas, una afición que implica mucha paciencia y observación.
Por ello en la Patagonia se podría desarrollar una ruta turística en la tempora de otoño como una actividad complementaria a los avistajes de flora y fauna, buscar nuevas alternativas sustentables e innovadoras para aplicar en el sur del país.
Llegaría a ser una actividad que se desarrollaría en los parques nacionales y reservas naturales sin modificar ni destruir el entorno natural. Además se podría desarrollar cursos en el ámbito público para fomentar el desarrollo de la actividad y capacitaciones para los pequeños productores en lugares donde el turismo no se encuentra desarrollado como una alternativa económica.